Crónica del seminario: Política local frente a los riesgos climáticos: propuestas desde la agroecología

Crónica del seminario: Política local frente a los riesgos climáticos: propuestas desde la agroecología

La jornada dedicada al potencial de los ayuntamientos como actores en pro de la agroecología y en consecuencia incremento de la resiliencia ante los eventos extremos venideros celebrada en Alfarb reunió a representantes municipales, personal técnico, academia, sector productivo y sociedad civil para reflexionar sobre los aprendizajes y retos que deja, entre otros, eventos como la DANA de 2024. Tras la bienvenida del alcalde Vicent Alfonso, Nuria Alonso de la Secretaría Técnica de la Red de Municipios por la Agroecología, Salva Pérez de los Comités Locales de Emergencia y Reconstrucción (CLER) y Pilar Massó de la organización Per l’Horta, se desarrollaron cuatro bloques temáticos que abordaron el papel del suelo, la ordenación territorial, la respuesta del sector agroecológico y la acción ciudadana ante las emergencias.

El primer bloque, moderado por Cristina Galiana (Fundació Assut), puso el foco en el suelo como elemento clave de resiliencia y en la necesidad de recuperar su papel central en los ecosistemas agrarios y urbanos.

El catedrático Francisco Martín Peinado (Universidad de Granada) explicó con datos experimentales cómo la cobertura vegetal y el manejo influyen directamente en la infiltración y acumulación del agua: mientras los bosques retienen prácticamente todo el agua, los suelos desnudos de la agricultura intensiva pierden hasta un 80 % por escorrentía. En el caso de la DANA, señaló tres causas estructurales que contribuyeron al desastre: la deforestación, la agricultura intensiva y el sellado del suelo. Propuso soluciones como restaurar las cuencas, liberar cauces e impulsar buenas prácticas agrícolas que reduzcan el laboreo y mantengan cubierta vegetal.

David González Sánchez (Sustraiak) insistió en que “la solución está bajo nuestros pies”. Recordó que los sistemas agroalimentarios generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, pero los suelos vivos pueden ser un gran sumidero de carbono. Planteó la restauración de suelos, el uso de manejos regenerativos y el diseño de paisajes de retención hídrica con el objetivo de aumentar el contenido de agua en el suelo y elevar el nivel freático, para contribuir a la restauración del ciclo corto del agua. 

Daniel Arizpe (Centro para la Investigación y la Experimentación Forestal de la Comunitat Valenciana) destacó la necesidad de actuar de acuerdo con la geomorfología del territorio y de promover soluciones basadas en la naturaleza, como la bioingeniería del paisaje, para estabilizar taludes y recuperar cubiertas vegetales. Mostró ejemplos donde las raíces de determinadas especies han frenado la erosión y concluyó que, en ocasiones, “hay que dejar de intervenir y permitir que la naturaleza haga su trabajo”.

Por su parte, Claudia Farías (Mans al Terra) habló de la importancia de reconectar con la tierra a través de espacios comunitarios y educativos, recordando los beneficios para la salud física y emocional del contacto directo con el suelo.

En el debate posterior se subrayó la relación entre salud del suelo y salud humana, la necesidad de incorporar estos temas en la educación y la recuperación de la sabiduría tradicional sobre la gestión del agua. Se nombró el enfoque slow water: trabajar con el agua, no contra ella.

En el segundo bloque, moderado por Josep Lluís Miralles (UPV), se abordó la articulación entre planificación urbana, agroecología y gestión del riesgo.

Nacho Díez Torrijos, director del Pla d’Acció Territorial d’Ordenació i Dinamització de l’Horta de València (PATHorta), subrayó el valor del PATHorta como herramienta para reconstruir la relación entre ciudad y huerta. Alertó sobre la desaparición del Consell de l’Horta y la necesidad de mantener instrumentos de gobernanza y desarrollo agrario. Mostró ejemplos de cómo integrar la infraestructura verde y los espacios agrarios en los planes territoriales de la Vega Baja, el Parc Agrari del Llobregat y Palma de Mallorca.

Sergio Palencia Jiménez (UPV) presentó el trabajo realizado en la Vega Baja del Segura, que ha propone soluciones técnicas al programa de inundabilidad del río Segura, tras los aprendizajes que dejó la DANA de 2019. Se propusieron medidas basadas en la naturaleza principalmente: restauración hidrológico-forestal, corredores verdes, zonas de sacrificio compensadas y mejora de infraestructuras. Los estudios demostraron reducciones significativas del riesgo y de los daños económicos, aunque las actuaciones propuestas siguen pendientes de ejecución.

Marian Simón (UPM) aportó la experiencia desde los Países Bajos, donde la gestión del agua combina grandes obras de ingeniería con soluciones blandas: reducción de barreras fñisicas o acuerdos con agricultores para contemplar la inundabilidad eventual de sus campos, tambien con planes de zonificación y diseño de espacios seguros, en los cuales se tiene en cuenta la participación de la ciudadanía y la integración de la convivencia con el agua. “No podemos contener toda el agua todo el tiempo”, recordó, defendiendo la necesidad de plantear el problema más allá de la contención y control del agua y hacerlo desde la convivencia con ella y dejarle espacio. 

El agricultor Fermí Salcedo (Sa i Fresc), Horta Sud) destacó que la forma de vender condiciona el paisaje agrario. Los canales cortos y el consumo local impulsan prácticas más sostenibles y paisajes más biodiversos. Por contra, el sector enfrenta burocracia excesiva y falta de relevo generacional. Reivindicó una mayor conexión entre ciudad y huerta a través de la educación y la valorización de los alimentos locales.

Finalmente, Antonio Montiel (UV) analizó las competencias urbanísticas y la cooperación interadministrativa, advirtiendo que la planificación sigue anclada en la lógica del crecimiento urbano vinculado al crecimiento económico. Reclamó la importancia de las competencias autonómicas y locales en ordenación territorial, que, no obstante siguen fuertemente influenciadas por la imposición de intereses del Estado. Reivindica una gobernanza más democrática, con participación ciudadana real y coherencia entre los diferentes niveles administrativos.

El coloquio cerró con un mensaje compartido sobre la ordenación territorial, por un lado, que la cuestión de la propiedad del suelo continúa siendo un debate clave pendiente para el planteamiento y la ordenación territorial, y por otro lado, que ésta debe centrarse en una planificación adaptada a la geomorfología de los territorios y que tenga en cuenta las situaciones de riesgo que pueden darse. 

La sesión de tarde se centró en primer lugar en  el papel del sector productivo y las lecciones aprendidas tras la DANA.

Las entidades impulsoras de la campaña Cultivem SolidaritatCerai, Per l’Horta, CCPV-COAG, Mundubat, Justicia Alimentaria, Fundació Assut y SEAE— explicaron que la iniciativa recaudó 144.453 euros para apoyar a 23 explotaciones familiares afectadas, financiar analíticas de suelo, reparar infraestructuras y garantizar el acceso a alimentos frescos en las zonas damnificadas. La campaña fue un ejemplo de solidaridad y autoorganización del sector agroecológico.

A continuación, el debate facilitado por Helena Cifre (SEAE) y Josep M. Pérez sirvió para identificar necesidades y capacidades del sector productivo ante futuras emergencias. Entre las prioridades destacaron: el apoyo emocional y acompañamiento a las personas afectadas, la recuperación de infraestructuras, la gestión del agua y la continuidad de los canales cortos de comercialización. Se coincidió en que tejer redes previas de colaboración es esencial para responder con rapidez y eficacia.

El cierre de la jornada, moderado por Marina Guedón, exploró experiencias de participación ciudadana y justicia climática.

Conchi Piñeiro (Altekio) presentó la Asamblea Ciudadana por el Clima, ejercicio pionero de democracia deliberativa con una muestra representativa de cien personas que formularon 172 recomendaciones al Gobierno Estatal. Subrayó la importancia de procesos inclusivos, accesibles y con compromisos reales de seguimiento, así como la necesidad de reconocer la agencia de las personas más vulnerables.

Raül Camacho (Ajuntament de Massanassa y CLER de Catarroja) explicó la experiencia de los Comités de Emergencia y Reconstrucción (CLER), espacios vecinales de participación directa en la toma de decisiones tras la DANA. Con la Escola CiutaDANA, se ha fortalecido la formación ciudadana y la cooperación entre municipios, demostrando que la reconstrucción también puede ser un proceso de empoderamiento comunitario.

La Coordinadora de Russafa presentó su iniciativa Prenem la fresca, prenem la veu, un proceso público-comunitario para enfrentar los efectos del cambio climático, especialmente las olas de calor, en el barrio de Russafa mediante diagnósticos participativos, renaturalización de espacios, rutas vecinales y encuentros intergeneracionales. La propuesta busca generar redes de cuidados y refugios climáticos comunitarios, combinando acción local e incidencia política.

En las conclusiones, las ponentes coincidieron en la necesidad de no jugar con las expectativas de la ciudadanía, avanzar en acciones concretas y reconocer las redes invisibles de apoyo que sostienen los barrios y pueblos.

El seminario mostró que la resiliencia se construye desde el territorio y con las personas, combinando conocimiento técnico, acción política y compromiso comunitario para que la huerta siga siendo un espacio que alimenta, protege y genera futuro y dejó una visión compartida en cinco aspectos:

  • Suelo vivo, futuro seguro. La salud del suelo es la base de la resiliencia ambiental y social.
  • Dar espacio al agua. Corredores verdes, bioingeniería y planificación adaptada reducen riesgos.
  • Coherencia institucional. Es imprescindible la coordinación entre niveles de gobierno y la participación efectiva de la ciudadanía.
  • Redes que cuidan. La recuperación emocional, social y económica son inseparables.
  • Agroecología como estrategia. Es el hilo conductor que integra producción, territorio y justicia climática.

Como fruto del seminario, recogiendo todas las semillas de conocimiento y propuestas aportadas por las participantes se elaborará un documento de propuestas políticas para los municipios que quieran apostar por la agroecología como una vía para resistir mejor los eventos extremos que están por venir.

 

2 comentarios
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