Crónica del Encuentro Anual de la Red de Municipios por la Agroecología – Orduña 2025
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Cuando nos juntamos, el territorio habla
Orduña amaneció con ese ambiente que mezcla ilusión, caras conocidas y nervios de última hora. No todos los días una ciudad acoge el Encuentro Anual de la Red de Municipios por la Agroecología, y este 2025 el municipio bizkaíno se convirtió en nuestro punto de referencia para hablar de producción local, políticas valientes y las distintas maneras de aterrizar la agroecología en lo municipal y en lo cotidiano.
La inauguración reunió a representantes institucionales como el alcalde de Orduña, Iker Santociles Pérez, David Perejil desde la Dirección General de Agenda 2030 del Ministerio de Asuntos Sociales, Amaya Barredo, Concejala de Agricultura del Gobierno Vasco, Arantza Atutxa de la Diputación y Enrique Pueyo, presidente de la Red y alcalde de Aínsa-Sobrarbe. Tras estas intervenciones –breves pero con mensajes claros sobre territorio, gobernanza y alimentación sostenible– arrancó lo que realmente es un gran foco de estos encuentros: las experiencias municipales.
Municipios que cuentan, municipios que inspiran
Bilbao abrió la mañana de la mano de Víctor Trimiño; le siguió la experiencia de Vitoria-Gasteiz, narrada por su técnica ambiental, María de Santiago; después Aramaio con su alcalde Asier Agirre; y Ataun, representado por Intza Barandiaran. En conjunto, una foto muy amplia del trabajo municipal: desde grandes ciudades con anillo agrario consolidado hasta pequeños ayuntamientos donde la cercanía a la tierra es un asunto de identidad.
Premios “Ciudades y Pueblos que Alimentan 2025”
La entrega de premios –siempre un momento festivo– puso en valor iniciativas que están marcando camino. La gala fue presentada por Íñigo Biguri y Lera Garaio y contó con la presencia de Lola Raigón, Eva Torremocha (Fundación Daniel & Nina Carasso) y Francesco Cagnola (MUFPP), que detallaron algunos aspectos clave sobre el papel que las entidades locales juegan en el camino hacia una alimentación más saludable y sostenible para todo el mundo y el de la propia Red de Municipios en el impulso y refuerzo de ello.
Los premios otorgados en 2025 fueron al Ayuntamiento de San Cristóbal de la Laguna, por su proyecto de Fomento de la Soberanía Alimentaria, la Educación Ambiental y la Sostenibilidad del Territorio; el Ayuntamiento de Ansoáin, por la iniciativa de Comedor Comunitario Sostenible y Saludable; el Ayuntamiento de Granollers, por sus políticas para el impulso de la biodiversidad cultivada y la organización CERAI, por su iniciativa de Escuela de Agentes Comunitarios de Salud Alimentaria llevada a cabo en el barrio de Las Fuentes de Zaragoza.
Reuniones paralelas… o no tan paralelas
La agenda era apretada, así que cargos electos, personal técnico y la Asamblea de la Red acabaron fusionando algunos de sus espacios. De esa mezcla nació un debate jugoso: ¿cómo escalar las propuestas y mensajes de la Red hacia quienes aún no están alineados? ¿Cómo influir en diputaciones, gobiernos autonómicos o incluso Europa?
Las ideas que circularon fueron directas:
- Ser referentes para medios y políticas alimentarias.
- Llevar la voz de la Red a foros comarcales y supramunicipales.
- Reforzar la incidencia dentro de los partidos y en la consulta europea sobre contratación pública.
- Abrir más espacios con la ciudadanía y entre municipios vecinos.
Hubo, además, un anuncio importante: el Encuentro 2026 será en El Prat de Llobregat.
Paneles temáticos: donde se encendieron ideas
1. Asesoramiento y sostén al sector productivo
Moderado por Iñaki Urquijo, el panel recorrió experiencias diversas: el proyecto Basaldea en Vitoria, con su centro de empresas agrarias y un modelo de acompañamiento integral; el Plan de Acción de Manresa para reforzar nuevos sectores productivos; los 8 años de trayectoria de Arrela’t en Collserola, combinando contrato agrario y asesoramiento; la Red de Espacios Test Agrarios apoyando nuevas incorporaciones; y las iniciativas de Gipuzkoa (Duina y Amillubi) que mezclan sensibilización, relevo y trabajo comunitario.
Las claves se desarrollan alrededor de una combinación de formación, acompañamiento continuado, acceso a la tierra y gobernanza compartida.
2. Desperdicio alimentario y economía circular
Moderado por Espigoladors, este panel mostró que reducir el desperdicio empieza antes de que haya excedentes: empieza en el modelo productivo. El testimonio de Guillermo de la Alholva, productor agroecológico, lo dejó claro: la agroecología reduce residuos estructuralmente. A Fusquenlla expuso cómo un obrador compartido puede transformar excedentes en valor social; Buruxka mostró cómo el espigueo organizado puede generar productos nuevos sin competir con pequeños productores y la Fundación Elika contextualizó con datos de Euskadi y experiencias de Aiaraldea.
Así, la clave está en crear infraestructuras colectivas, flexibilizar normativas para lo pequeño y fomentar alianzas entre municipios y productores. Solo así el excedente deja de ser un problema y pasa a ser una oportunidad económica, social y ambiental.
3. Entidades supramunicipales para las políticas alimentarias
Este panel puso el foco en la escala intermedia. La Vera nos Alimenta mostró gobernanza comarcal madura; la Diputación de Barcelona compartió décadas de trabajo en espacios agrarios y apoyo técnico; Bages relató cómo la XaSACC ha construido visión territorial pese a dificultades con secretaría e intervención; Córdoba Verde presentó un proceso provincial que combina diagnóstico, formación y dinamización comarcal.
Se constató que la escala supramunicipal es imprescindible para que las políticas alimentarias no queden aisladas. Ordenación territorial, gobernanza estable y apoyo técnico son las tres patas que permiten pasar del piloto a la estrategia, y de la estrategia al cambio estructural.
4. Herramientas y propuestas para proteger el suelo agrario
La Vall d’en Bas relató su proceso participativo para crear un espacio agrario; Ataun mostró cómo el pasto en ecológico y la gestión forestal pueden frenar el cierre del territorio; Alfarb avanzó en su ordenanza agraria y un pequeño banco de tierras municipal; Eslida enseñó un banco comunitario que trabaja tanto la tierra como la memoria; La Laguna explicó cómo integrar agricultura en un PGOU y recuperar bancales.
La protección del suelo agrario requiere combinar dos ingredientes: marco normativo claro y comunidad implicada. Sin regulación, el suelo se pierde; sin comunidad, la normativa no se sostiene. Los territorios que avanzan son los que consiguen equilibrar ambas dimensiones.
Qué avanzamos cuando nos juntamos
La parte final del encuentro sirvió para poner en común avances muy distintos, pero profundamente conectados entre sí. Granollers abrió la ronda compartiendo la experiencia del Primer Simposio Europeo de Biodiversidad Cultivada, un evento complejo de organizar, pero que dejó aprendizajes clave: la importancia del trabajo en red, la sensibilidad creciente dentro del propio Ayuntamiento y la capacidad de un municipio para posicionarse en un debate europeo. El resultado más visible es el nacimiento de un nuevo grupo de trabajo y un manifiesto disponible para todas las personas y municipios interesados.
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Desde ahí pasamos a Alfarb, donde su alcalde relató cómo la DANA de 2024 puso a prueba la resiliencia del territorio y forzó una reflexión profunda sobre la relación entre suelo, urbanismo y sistema alimentario. El municipio ha recogido estas lecciones en un seminario celebrado en octubre de 2025, donde especialistas de ámbitos muy variados –urbanismo, derecho, arquitectura, agronomía, sociedad civil– aportaron perspectivas que ayudan a los ayuntamientos a anticipar y reducir los impactos de eventos climáticos extremos. La devolución del seminario y el policy brief en preparación son herramientas muy valiosas para el conjunto de la Red.
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Por último, San Cristóbal de La Laguna ofreció una mirada diferente pero muy complementaria. A partir de un nuevo PGOU con enfoque territorial y sostenible, el Ayuntamiento compartió cómo han integrado la alimentación y la agricultura en la planificación urbana, y qué aprendizajes surgieron del ciclo de seminarios que organizaron. La reflexión fue profunda: la relación entre planeamiento, espacios agropecuarios, conflictos entre normativas y dependencia alimentaria necesita un enfoque técnico, sí, pero también político y social. El repositorio de vídeos de las ponencias es ya un recurso de referencia para quienes quieran avanzar en esta línea.
En conjunto, este espacio final mostró que, aunque cada municipio camina desde realidades distintas, todos avanzan hacia un mismo objetivo: construir territorios más resilientes, más conscientes de su sistema alimentario y con herramientas reales para transformarlo
Cierre: Agroecología, política y territorio
El último espacio, moderado por Mikel Komenzana, conectó producción, ciencia y movimientos sociales con la intervención (virtual) de Miguel Altieri y Clara Nichols, junto con Ekolurra, EHKOlektiboa, Sustraiak y SEAE. Un cierre potente para recordar algo básico: la agroecología no es solo una técnica, sino un marco político y social para cuidar el territorio y a quienes lo trabajan.
¡Gracias a todas las asistentes por nutrir el encuentro con su presencia, sus ideas y sus afectos.
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