Webinario”La emergencia alimentaria en tiempos de COVID en Europa Occidental: el papel de las ciudades durante y después de la crisis”

¿Qué papel tuvieron las ciudades europeas en la respuesta a la emergencia alimentaria desencadenada por la epidemia de la COVID-19 y el Confinamiento? ¿Cómo participaron en el sistema alimentario para hacer efectivo el derecho a la alimentación de sus ciudadanos o confiaron en los agentes del mercado y la sociedad civil para que les prestaran apoyo y socorro? ¿Qué hemos aprendido en los últimos cinco meses y qué necesitamos para fortalecer la capacidad de los sistemas alimentarios urbanos y proporcionar alimentos sanos y nutritivos y, al mismo tiempo, recompensar adecuadamente a los agricultores y al planeta?. Si quieres saber más puedes continuar leyendo este artículo o acceder al vídeo del webinario

Estas fueron algunas de las preguntas que animaron el seminario web ‘The Covid Food Emergency in Western Europe: the Role of Cities During and After the Crisis’ (“La emergencia alimentaria en tiempos de COVID en Europa Occidental: el papel de las ciudades durante y después de la crisis”), que fue celebrado el 01/07/2020 y organizado conjuntamente por Tomaso Ferrando (Facultad de Derecho de la Universidad de Amberes, Bélgica), Marc Nielsen (Terres en Ville, Francia), Daniel López García (Red de Ciudades por la Agroecología, España), Valentina Pesarin (Rete Politiche Locali del Cibo, Italia) y Simon Shaw (Sustain, Reino Unido) y que combinó experiencias locales, reflexiones estructurales y sugerencias sobre posibles formas de avanzar.

Los debates en torno a la pobreza alimentaria y las políticas alimentarias se producen con demasiada frecuencia a nivel de los estados y los gobiernos. Al cambiar de perspectiva y comparar las experiencias de las entidades subnacionales, los organizadores quisieron ofrecer una perspectiva de abajo hacia arriba y destacar la importancia de organizar respuestas locales que se inserten en el contexto socioeconómico pero que cuenten con el apoyo financiero y político de las administraciones centrales. Después de noventa minutos de conversación, los participantes se dieron cuenta de la falta de homogeneidad dentro de los mismos países y de la existencia de similitudes interesantes entre ciudades situadas en diferentes estados

Tras una introducción sobre las repercusiones de la COVID-19 en la inseguridad alimentaria urbana, las personas participantes se centraron en la importancia de la coordinación y el intercambio de buenas prácticas en Europa, al tiempo que se creaba un marco metodológico y analítico común para hacer frente a las causas fundamentales de la pobreza alimentaria y la construcción de sistemas alimentarios resistentes que proporcionen los nutrientes adecuados y recompensen a los productores y regeneren la naturaleza. El panorama común era particularmente sombrío: en los últimos cuatro meses, las ciudades fueron testigo de un aumento en las privaciones con una limitada comprensión de la complejidad de la pobreza alimentaria y el resurgimiento del hambre en las urbes. Mientras tantto la Comisión Europea presentaba la estrategia europea “de la granja a la mesa” para un sistema alimentario sano y sostenible y reconocía la importancia del sistema alimentario en la construcción de un futuro europeo resiliente.

Desde el Reino Unido hasta Italia, millones de habitantes urbanos se han visto empujados a la pobreza y han tenido dificultades para alimentarse a sí mismos y a sus familias, principalmente debido al aumento del desempleo, la lentitud del apoyo público y el temor al contagio. Muchos más, que ya padecían inseguridad alimentaria, tuvieron que hacer frente al cierre de centros de beneficencia, comedores y otros espacios privados/públicos donde podían acceder a servicios de asistencia.

En cuanto a las oportunidades, se destacó el papel que podrían desempeñar las políticas públicas y las reglamentaciones para favorecer el desarrollo de redes locales de producción y distribución que permitan adquirir alimentos sostenibles y sanos y garantizar el acceso y la accesibilidad a través de los servicios públicos (comedores populares, bancos de alimentos, etc.). En particular, la compra pública y la intervención en el sistema alimentario para promover la producción local y la coordinación entre productores y comedores se presentaron como una opción política que podría apoyar eficazmente el tejido económicode las zonas periurbanas y, al mismo tiempo, atender el aumento de la demanda de alimentos sanos y asequibles que se ha producido en los últimos meses. Ello no debería restringirse a momentos excepcionales como el confinamiento, sino que debería realizarse a partir de una nueva visión de la relación entre el público y los alimentos sanos y sostenibles, como algo esencial para las personas y estrechamente vinculado con la protección del medio ambiente

Se plantearon otros puntos importantes con respecto a la coordinación entre los diferentes actores, tanto de forma vertical como horizontal. Por ejemplo, desde italiana se explicó que la autoridad central puede desempeñar un papel en el suministro de fondos y recursos, pero también que carecía de suficiente coordinación con los ayuntamientos para asegurar que las cantidades fueran suficientes y pudieran utilizarse para atender las necesidades reales de la población. Al mismo tiempo, la situación de emergencia de la COVID-19 puso de relieve la necesidad de una coordinación adecuada entre las autoridades municipales y las redes locales de solidaridad para facilitar el suministro de alimentos a toda la población necesitada, en un momento en que los servicios sociales y de asistencia se han visto desbordados por el rápido crecimiento de la demanda de ayuda alimentaria.Algunas de de las conclusiones del webinar fueron que

  • A nivel local, las organizaciones suelen ser utilizadas por los ayuntamientos para prestar apoyo y asistencia, pero no reciben fondos suficientes y se ven limitadas por directrices e indicaciones que no proporcionan la suficiente flexibilidad y adaptación al contexto local.
  • La ausencia de una política alimentaria y una comprensión clara de la forma en que se alimenta a las ciudades hace que sea difícil suministrar alimentos sostenibles y saludables a la población:
    • no se conoce ni se cartografía a los productores locales y no se les proporcionan mejores oportunidades para de vender o distribuir sus productos de calidad.
    • el sistema de distribución basado en las donaciones de los minoristas y los restaurantes se paró debido a las compras compulsivas en los establecimientos.
    • la ralentización de la logística y la ausencia de excedentes de alimentos.
    • los voluntarios de los bancos de alimentos -a menudo ancianos jubilados- preferían refugiarse en sus casas y protegerse a sí mismos en lugar de contraer el virus, y las autoridades públicas se esforzaban por sustituir su mano de obra gratuita.

Respondiendo a los asistentes, se trató que uno de los aspectos más populares y problemáticos en las respuestas a las emergencias alimentarias: la distribución de los excedentes. Las diferentes experiencias reconocieron la importancia que las redes locales de solidaridad -a menudo autoorganizadas y sin ninguna financiación externa- han venido teniendo en la alimentación de las personas. Sin embargo, hubo unanimidad al subrayar la falta de fiabilidad y la insuficiencia a largo plazo de los proyectos basados en los excedentes de alimentos, el trabajo voluntario y la consideración de los alimentos como un acto de caridad y no como un acto político. Por esta razón, se hicieron llamamientos para aprovechar el potencial de la solidaridad y la cooperación a fin de repolitizar los alimentos, reforzar la conexión entre los comedores, las asociaciones, los recursos públicos y los productores locales, y organizarse en torno a las nociones de derechos y dignidad en lugar de caridad, excedente y voluntariado.

El seminario web representó un primer intento de reunir experiencias diferentes e iniciar un diálogo en torno a retos y oportunidades comunes. A pesar de no ser representativo de todo el contexto europeo, los noventa minutos de conversación fueron sumamente útiles para

  • establecer una futura línea de trabajo común en el marco europeo hacia un mayor protagonismo de las ciudades como actores centrales en la lucha contra la pobreza alimentaria y a favor de sistemas alimentarios saludables y sostenibles
  • la construcción compartida de una noción europea de la pobreza alimentaria como un problema de múltiples niveles
  • el establecimiento de espacios virtuales y físicos para intercambiar políticas alimentarias y buenas prácticas locales que refuercen la lucha por el derecho a la alimentación
  • el desarrollo de acciones políticas más coordinadas y eficaces para maximizar el potencial socioeconómico y cultural de los sistemas alimentarios locales como menos vulnerables

Si quieres, puedes ver el webinario completo aquí: