La Red de Ciudades para la agroecología y la Fundación Espigoladors han organizado un webinario en motivo del segundo Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdidas y el Desperdicio de Alimentos, que se celebró el 29 de septiembre. Se han presentado cinco iniciativas españolas que, desde el plano local, trabajan para fomentar el aprovechamiento alimentario en alguna de las etapas de la cadena. (vídeo al final del post)

Las pérdidas y el desperdicio alimentario son unos de los aspectos más visibles de la insostenibilidad del sistema agroalimentario. Según datos de la FAO, un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial se pierden o desperdician a lo largo de la cadena, del campo a la mesa. Estas pérdidas y desperdicio no solo suponen la perdida de alimentos seguros y nutritivos, sino que también suponen la perdida de toda su mochila ambiental asociada, que incluye, entre otras, agua, tierra y energía.

Durante los últimos años, las pérdidas y el desperdicio son una problemática que se encuentra en la agenda social, política y académica. Son numerosos los estudios de cuantificación y de identificación de causas que se están realizando, gracias a los cuales se pueden generar nuevos proyectos de prevención. Por lo que respecta a la presencia de esta problemática en la agenda social y política, solo hace falta fijarse en el hecho de que el año 2020 las Naciones Unidas declaró el 29 de setiembre como día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos.

La prevención de las pérdidas y el desperdicio, además, se ha incorporado en muchas de las políticas y estrategias que trabajan en el campo de la sostenibilidad en su sentido más amplio. Así, se ha incorporado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y en diversas estrategias europeas tales como “de Granja a la Mesa” y “Bioeconomía Circular”. Es también destacable el hecho de que el Pacto de Milán incluya la prevención de esta problemática como uno de sus seis líneas estratégicas para la construcción de un sistema alimentario resiliente, sostenible y justo en las ciudades. A nivel español, existe un anteproyecto de ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio, y algunas de sus comunidades, como Cataluña, cuentan con leyes propias de prevención.

Para hacer frente a las pérdidas y desperdicio, se han generado una gran diversidad de iniciativas que, desde lo local, inciden en algún de sus causas en diversas etapas de la cadena agroalimentaria. Estas soluciones, la mayoría de las cuales están teniendo resultados positivos, tienen el potencial de ser replicadas en nuevos territorios. Por ello, resulta de suma importancia darlas a conocer. La Red de Ciudades para la Agroecología y la Fundación Espigoladors han organizado un webinario en motivo del segundo Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos para, precisamente, dar a conocer y establecer un diálogo entre algunas de estas iniciativas.

Estas son las iniciativas que se han presentado:

  • Fundación Espigoladors. Espigoladors es una entidad que nació el año 2014 de la mano de tres personas emprendedoras que querían dar solución a tres problemáticas sociales y ambientales a través de un modelo transversal y unificado. A través de la recuperación del espigueo y de sus actividades de investigación y sensibilización, consiguen reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario que se generan en el sector primario y también en otros puntos de la cadena. A través de la canalización de los alimentos recuperados a entidades sociales, consiguen fomentar el acceso a una alimentación saludable de personas en situación de riesgo de exclusión social. Asimismo, a través de la transformación, en un obrador propio, de excedentes alimentarios en conservas vegetales, consiguen generar oportunidades laborales para este mismo colectivo trabajan, de este modo, la inserción socio laboral.
  • BCN ens ho mengem tot. Este es un proyecto del Ayuntamiento de Barcelona que coordina la Fundación Rezero de prevención del desperdicio alimentario en los comedores escolares de la ciudad de Barcelona y de fomento de cambios de hábitos alimentarios a través de la sensibilización. Los alumnos de los centros educativos pesan el desperdicio de determinados alimentos (que se les presentan de forma previa) que se genera en los comedores de su centro educativo, estudian su impacto ambiental y lo comunican al profesorado y las AFAs de la escuela. A través de este proceso, se sensibilizan sobre la importancia de trabajar y actuar en pro del aprovechamiento alimentario.

 

  • Aprofita VLC. Aprofita Valencia es un grupo del Consell Alimentari de esta ciudad dinamizado por la Cátedra Terra Ciutadana de la UPV que trabaja para generar un modelo de aprovechamiento alimentario que tenga fuertes lazos con el territorio. A través de un proceso participativo que cuenta con más de 15 entidades de la ciudad y empezó a principios de 2021, están estudiando la posibilidad de implementar el espigueo en l’Horta. Además, realizarán acciones de sensibilización e incidencia política para promover la prevención de las pérdidas y el desperdicio.
  • Buruxka. El Ayuntamiento del Valle de Yerri, la UPNA e INTIA pusieron en marcha en 2020 el proyecto Buruxka, que quiere transferir el modelo de Espigoladors y adaptarlo a esta zona navarra. Durante el primer año de funcionamiento, han conseguido crear una red de productores y productoras y están estudiando la posibilidad de poner en funcionamiento una entidad de la economía social y solidaria que transforme excedentes alimentarios.
  • Centro de Aprovechamiento de Mercabarna. El mercado mayorista de Barcelona está poniendo en marcha un proyecto pionero de gestión de excedentes alimentarios. Este convertirá el actual Punto Verde de gestión de residuos en un Centro de Aprovechamiento. En este espacio, donde será obligatorio que los paraditas acudan para gestionar los residuos, se realizará un destrío de los alimentos que pueden consumirse antes de pasar a la fracción orgánica. Los alimentos que sean recuperados se distribuirán a entidades sociales del territorio para fomentar el acceso a producto fresco de las personas en situación de riesgo de exclusión social.