La campaña se consideró necesaria debido al elevado consumo de bebidas azucaradas en la ciudad, lo que repercute en las enfermedades relacionadas con la dieta, como la obesidad, la diabetes de tipo 2, cánceres, accidentes cardiovasculares y la caries dental.
En 2009, el 32,2% de los adultos y el 17,1% de los niños eran clínicamente obesos.